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Nuestro planeta en el espejo de Venus

Punto de vista

Escrito por Abel Vale | Josefina Arce como coautora

Foto por Josep Lago (AFP)

Las leyes naturales son las mismas en todo el universo. El planeta Venus inicialmente tenía características similares al planeta Tierra, tanto en su composición atmosférica como en su contenido de agua. No obstante, perdió todos sus océanos y hoy su atmósfera, compuesta mayormente de dióxido de carbono, hace imposible que exista la vida, al menos como la conocemos en la Tierra, debido a su alta temperatura. 

El pasado geológico ha dejado un registro del clima en las rocas, las cuales indican que la temperatura del planeta ha oscilado en promedio entre -2 y +2 grados C a través del tiempo geológico y se ha encontrado que la vida es factible dentro de ese rango. Esta temperatura promedio es la que sostiene diferentes ciclos, tales como el ciclo del agua que permite la existencia de la vida.  Al llegar las plantas, éstas comenzaron a utilizar el dióxido de carbono para convertirlo en alimento y otros materiales por medio de la fotosíntesis. Con el tiempo las plantas, algas, bacterias y otros organismos con esqueleto murieron y se descompusieron a través de los siglos para convertirse en carbón mineral, petróleo, gas natural y roca caliza, entre otros.  Éste y otros procesos bajaron la concentración del dióxido de carbono en la atmósfera manteniendo así temperaturas apropiadas para la vida.

Pero hace aproximadamente 200 años la especie humana, a través de la revolución industrial que utiliza como fuente de energía los combustibles fósiles, propulsó una industria y agricultura mecanizada logrando potenciar el crecimiento de la población humana de cerca de un billón de personas a 7.7 billones al momento. Los combustibles fósiles hasta el día de hoy son la mayor fuente de energía para sostener la transportación, la agricultura, y toda la infraestructura que ha creado la actividad humana. El consumo excesivo de los combustibles fósiles ha devuelto a la atmósfera el dióxido de carbono que estuvo secuestrado debajo de la tierra por millones de años. El uso de estos combustibles y la deforestación son de los mayores contribuyentes al aumento del dióxido de carbono a la atmósfera. El contenido de dióxido de carbono ha aumentado de 280 ppm hace aproximadamente 200 años a más de 400 ppm al presente, lo que ha potenciado el calentamiento global. De seguir así puede llegar a una temperatura promedio que no pueda mantener vida. 

El nivel del mar está aumentando, los glaciares desapareciendo, el Ártico en proceso de quedar libre de hielo y la Antártica, que contiene el mayor volumen de hielo del planeta, en proceso acelerado de derretirse. Si alguien tiene duda del calentamiento global, lea las últimas noticias sobre los últimos registros de temperaturas con récord de calor sobre los 100 grados Fahrenheit en la Siberia Oriental, el cual tiene el agravante de derretir el permafrost, que tiene atrapado grandes cantidades de gas metano que, al liberarse a la atmósfera, contribuye dramáticamente al efecto del calentamiento global ya que el metano retiene mucho más el calor que el dióxido de carbono. Es tiempo de que nos demos cuenta de que lo que está en juego es toda la vida misma. Si no hacemos nada, probablemente terminemos como Venus. El futuro tiene que ser hoy, de lo contrario no habrá futuro.


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